sábado, 29 de noviembre de 2008

En un campo de girasoles...



La luz solar apenas rozaba las tenues nubes,
nubes amorfas que se esparcían como algodón por el cielo,

Los girasoles se abrían despacio, los vi.
La niebla se levantaba perezosamente.

Mi blanco vestido ondeaba al viento frío de invierno,
tu mano tocó mi espalda y te sonreí,
me abrazaste por la espalda y nos quedamos así,
de pié, meciéndonoz al compás de una música insonora.

La luna se ocultaba sonriéndole a su amado astro rey,
este le acariciaba tiernamente,
como tú hacías conmigo, era nuestro momento especial.

El sol orgulloso se irguió con toda su fuerza y la luna se despidió de él.
Tú me pusiste mi sombrero olvidado sobre la cabeza, protegiéndome de la fuerza del dios sol.
Y los girasoles se irguieron en busca del calor del astro rey.

Todo era fresco, todo olía a hierba verde.
Tu mano tomó la mía con fuerza diciéndome 
- Este es nuestro reino, mi amada princesa.-
Y yo te sonreí, - creo en ti ciegamente. - decía en silencio.
Nos prometimos amor, me besaste,
los girasoles se movían al compás de la melodía del viento,
viento que nos mecía también.

Caricias suaves, besos tímidos, miradas llenas de ternura,
la melodía del campo y las aves comenzó a llenar el ambiente
y unas risas suaves se escucharon acercar,
risas tiernas y bien conocidas para ti y para mí,
nuestros cachorros se abrazron de nosotros,
nuestras vidas al fin eran lo que tanto anhelamos,
felices, tranquilos, no podíamos pedir nada más,
estábamos juntos...

Y abrí los ojos esta mañana, había sido un sueño, nuestro sueño,
y una sonrisa sincera me iluminó el rostro
- mi amor, muy pronto eso será posible, tengamos paciencia...

Te amo, te adoro, te respeto, te valoro, te deseo,
hoy más que nunca, mi cielo, quiero estar a tu lado.

Hoy, como siempre, será mejor que ayer...

No hay comentarios: